«En memoria de mí»

29
Nov

Si existe una fecha especial para la Iglesia de Dios alrededor del mundo, ésa es la Santa Cena, día en que recordamos el alto precio que tuvo nuestra redención. Rememoramos que un justo cargó sobre sus espaldas el pecado de todos nosotros, que ese ser limpio y sin pecado murió de la forma más cruel en nuestro lugar y que si no fuera por su sacrificio, hoy viviríamos condenados a muerte.

Se trata del día 14 del mes de Nisán del calendario hebrero, y que este año 2024 corresponderá al domingo 21 de abril a la puesta del sol.

Como cada año, los creyentes que han aceptado a Cristo y han confirmado su fe en las aguas del bautismo participarán de este culto sagrado pensando en el pasado, en el presente y en el futuro.

El pasado, porque recordamos que nuestro Maestro y Señor Jesucristo pagó con su propia sangre el precio de nuestra salvación. El presente, porque renovamos nuestra comunión con Dios y su Hijo y el voto que hicimos con ellos el día que decidimos bautizarnos. Y el futuro, porque al realizar este acto proclamamos al mundo el glorioso día en que Jesús vendrá otra vez para establecer su reino en la tierra.

Por eso Pablo decía: “Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga”. 1a Corintios 11:26. El mismo Jesús, sabiendo que la hora de su muerte se aproximaba, alentaba a sus discípulos diciendo: “De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beberé nuevo con vosotros en el reino de Dios”. Marcos 14:25.

¿Por qué una vez en el año y por qué el 14 de Nisán?

La respuesta la encontramos cientos de años antes de la primera venida de nuestro Señor Jesucristo, cuando el pueblo de Israel salió triunfante de Egipto.

Los israelitas fueron liberados de la esclavitud de los egipcios justo después de que aquel poderoso reino sintiera los efectos de la décima plaga que Dios envió sobre ellos: la muerte de los primogénitos. Desde el hijo mayor del Faraón que se sentaba en su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y aún los primogénitos de los animales, todos murieron, según leemos en Éxodo 12:29.

El milagro ese día fue que toda aquella mortandad no afectó a uno solo de los primogénitos de Israel porque Dios les había ordenado hacer algo previamente para evitar la plaga.

Y habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: Este mes os será principio de los meses; será este para vosotros el primero en los meses del año. Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de aqueste mes tómese cada uno un cordero por las familias de los padres, un cordero por familia… El cordero será sin defecto, macho de un año: tomaréislo de las ovejas o de las cabras: Y habéis de guardarlo hasta el día catorce de este mes; y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Y tomarán de la sangre, y pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura: con hierbas amargas lo comerán… Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así en los hombres como en las bestias: y haré juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre, y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad, cuando heriré la tierra de Egipto.

Éxodo 12:1-13

Dios había dado una instrucción muy precisa a su pueblo: la tarde o el inicio del día 14 del primer mes de su calendario, que se llama Nisán, ellos debían inmolar un cordero sin defecto, comerlo asado al fuego, con hierbas amargas y panes sin levadura. Pero lo más importante es que su sangre serviría para pintar el dintel y los pilares de sus casas como una marca o señal para que el ángel de Jehová no causara estragos y muerte en esos hogares. Y así sucedió.

Dios instruyó a su pueblo recordar ese día en que sus primogénitos fueron librados de la muerte realizando una ceremonia especial cada año, en el aniversario de ese evento. Este acontecimiento fue llamado Pascua.

Porque Jehová pasará hiriendo a los Egipcios; y como verá la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir. Y guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre. Y será, cuando habréis entrado en la tierra que Jehová os dará, como tiene hablado, que guardaréis este rito. Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué rito es este vuestro? Vosotros responderéis: Es la víctima de la Pascua de Jehová, el cual pasó las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los Egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró. Y los hijos de Israel se fueron, e hicieron puntualmente así; como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón.

Éxodo 12:23-28

Tras la salida de Egipto, Moisés se encargó de recordar varias veces al pueblo de Israel la orden de celebrar la Pascua cada 14 de Nisán.

La Pascua recuerda la noche que Dios, con su gran poder, libró a los israelitas de la muerte de los primogénitos gracias a la sangre del cordero en los postes y dinteles de sus casas.

La Pascua recuerda la noche que Dios, con su gran poder, libró a los israelitas en Egipto de la plaga de la muerte de los primogénitos gracias a la sangre del cordero impregnada en los postes y dinteles de sus casas

Estas son las solemnidades de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos. En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová.

Levítico 23:4-5

Note la importancia que tenía el cordero en la Pascua. Su sangre impregnada en los dinteles y postes de las casas de los israelitas aseguró que la muerte no enlutara a sus moradores. Que la muerte pasaría de lado. Y en los años que siguieron fue un memorial o un recuerdo de que la muerte no prevaleció en los hogares hebreos.

Pero esta antigua festividad era un tipo o una sombra que un día cedería paso a un nuevo y mejor pacto que trajo consigo nuestro señor Jesucristo y que instituiría la noche que fue entregado, a escasas horas de su muerte, en el mismo día en que se conmemoraba la Pascua.

Y el primer día de los panes sin levadura, cuando sacrificaban la pascua, sus discípulos le dicen: ¿Dónde quieres que vayamos a disponer para que comas la pascua? Y envía dos de sus discípulos, y les dice: Id a la ciudad, y os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle; y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Y él os mostrará un gran cenáculo ya preparado: aderezad para nosotros allí. Y fueron sus discípulos, y vinieron a la ciudad, y hallaron como les había dicho; y aderezaron la pascua. Y llegada la tarde, fue con los doce.

Mateo 14:12-17

Es justo en ese momento, después de haber tomado por última vez la Pascua, que Jesús instituyó un nuevo pacto.

Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dio, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando el vaso, habiendo hecho gracias, les dio: y bebieron de él todos. Y les dice: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día cundo lo beberé nuevo en el reino de Dios.

Marcos 14:22-25

Dice la Escritura que después de haber cenado Jesús partió pan sin levadura, que es el que se acostumbraba a comer en la Pascua, y lo repartió entre sus discípulos, pero lo dotó de un nuevo significado diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido.

De la misma manera nosotros procedemos también: partimos el pan y mientras lo hacemos recordamos aquellos momentos dolorosos de nuestro Señor, pero con la seguridad que entramos en una relación íntima con él.

Luego Jesús tomó del jugo de la vid y después de bendecirlo declaró que era símbolo de su sangre que sería derramada por ellos. La sangre de Jesucristo derramada en la cruz del calvario ha sellado el pacto que ahora él ha hecho con todos aquellos que abren su corazón para dar la bienvenida a ese pacto eterno.

Y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado: haced esto en memoria de mí.

Lucas 22:19

Note bien las últimas palabras de este pasaje: HACED ESTO EN MEMORIA DE MÍ. Esta última frase nos deja claro que nuestro Señor Jesucristo instituyó en ese momento una nueva práctica que reemplazaría a la primera.

La antigua observancia de la Pascua había sido celebrada como un recuerdo de que los primogénitos de Israel no fueron tocados por la muerte el día en que Dios derramó su décima plaga sobre los egipcios. Pero en esa ocasión, Jesús pedía a sus discípulos comer del pan sin levadura y del jugo de la vid con un nuevo significado: como un memorial del sacrificio que él haría por salvar a la humanidad de la condenación de la muerte.

La Pascua era el memorial de un evento, y la nueva Cena que Jesucristo instituía en ese momento era el recuerdo de otro y a la vez mejor evento. El primero, que los israelitas libraron la muerte gracias a la sangre del cordero plasmada en los frontales de sus casas. El segundo, que hoy podemos librar la muerte gracias a que la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo nos ha limpiado.

Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura: porque nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros. Así que hagamos fiesta, no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de maldad, sino en ázimos de sinceridad y de verdad.

1a Corintios 5:7-8

Diciendo, Nuevo pacto, dio por viejo al primero; y lo que es dado por viejo y se envejece, cerca está de desvanecerse.

Hebreos 8:13

Pascua y Santa Cena son dos celebraciones diferentes, que evocan acontecimientos diferentes, pero que coinciden en fechas. La Pascua, que recordaba la salvación de los primogénitos de Egipto, se celebraba anualmente en la fecha de su aniversario. La Cena del Señor, en memoria de nuestra salvación, consecuentemente debe observarse también en la fecha de su aniversario, y ése es el inicio del 14 de Nisán, puesto que Jesús instituyó la Santa Cena o Cena del Señor justo después de haber comido por última vez la Pascua.

El pan sin levadura y el jugo de la vid son emblemas del cuerpo y la sangre de Cristo entregados por nuestra salvación

El significado de la ordenanza

El apóstol Pablo enfatiza lo sagrado de esta conmemoración, que requiere de nosotros participar con total reverencia de los emblemas del cuerpo y la sangre de Cristo.

La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?

1a Corintios 10:16-17

Si el bautismo significa el inicio de una nueva vida en Cristo, la Cena del Señor expresa nuestra continua comunión con él y con todos los que forman parte de la familia de Dios.

Somos un grupo de participantes de aquel “un pan” y “un cuerpo”. No importa dónde estemos o en qué parte del mundo nos encontremos, somos uno solo en Cristo Jesús. Y cuando partimos el pan y cuando bebemos el jugo de la vid nos hacemos uno solo en comunión espiritual con nuestro Señor y con cada uno de nosotros.

El lavatorio de los pies

Además de participar del pan y el jugo de la vid, hay un elemento más en esa noche que debemos observar. Dice la Escritura que Jesús tomó agua en un lebrillo y lavó los pies de sus discípulos, como un acto de humildad. Sin esta acción, el acto de la Santa Cena resulta incompleto.

Levántase de la cena, y quítase su ropa, y tomando una toalla, ciñóse. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a limpiarlos con la toalla con que estaba ceñido.

Juan 13:4-5

Pedro se rehusaba a que Jesús le lavara los pies, considerándose indigno, pero Jesús le dijo: “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.”

Tras comer los emblemas sagrados, los discípulos fueron instruidos a seguir el ejemplo de Jesús de lavarse los pies unos a otros. Es así que cada año, nosotros seguimos esa ordenanza y humildemente practicamos este acto. No hacerlo dejaría el acto incompleto y lo que es falto no se puede contar (Eclesiastés 1:15).

Así que, después que les hubo lavado los pies, y tomado su ropa, volviéndose a sentar a la mesa, díjoles: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis, Maestro, y, Señor: y decís bien; porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el apóstol es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis, si las hiciereis.

Juan 13:12-15

Tener vida eterna

En resumen, la noche del 14 de Nisán es una noche muy especial porque los hijos de Dios compartimos estos emblemas sagrados, ratificamos nuestra fe y entramos en una comunión íntima con nuestro Señor y con nuestros hermanos.

Lo más importante: al tomar el pan y beber del jugo de la vid, tenemos certeza que el sacrificio de nuestro Señor Jesús nos puede librar de la muerte y nos puede dar vida eterna.

Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo: no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos: el que come de este pan, vivirá eternamente.

Juan 6:53-58

Es por ello que los miembros bautizados de la Iglesia de Dios se acercan cada año a renovar sus votos delante del Señor, y así será cada año hasta que él venga.

One Comment

  1. Samuel
    25 May 2024 23:13:06 Responder

    Muy buen texto, ya que está basado en las Sagradas escrituras.
    Espero que suban más

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